Frida's Life (or lack thereof)

Monday, January 23, 2006

El origen

Cuando tenía 24 años, Yolanda se fue trabajar a la biblioteca de la universidad de Guanajuato. Era joven, libre, no quería tener hijos, no quería casarse, nada de eso. Pero llegando a Guanajuato se enamoró. Emilio era unos cuantos años mayor que ella, muy interesante, arqueólogo (según mi madre, a veces se parecía a Indiana Jones cuando trae traje y lentes, pero no le creo... too good to be true). Emilio también era casado, lo que no importó demasiado en su relación. Nunca se planteó la posibilidad de que Emilio terminara su matrimonio. No sé muy bien como se haya planteado la relación, pero nunca la ocultaron, todos sus amigos lo sabían, viajaron juntos por todo el estado, donde Emilio estaba investigando varios sitios arqueológicos (los cuales, según Yolanda, no eran más que dos o tres priedritas apiladas.

En medio de este romance, Yolanda se despertó un domingo por la mañana y al verse al espejo se vio distinta, radiante, más bonita de lo normal, y se dio cuenta en ese momento que estaba embarazada. No sé la fecha, pero debe haber sido marzo, porque yo nací en diciembre. Yolanda decidió tenerme. Ella sola. Le informó a Emilio del asunto, y en ningún momento se consideró cambiar su situación. Para ella, la sola idea de que Emilio estuviera temiendo que ella lo presionara, lo llamara o lo estuviera buscando, le daba horror. La independencia y estoicismo que maneja ahora datan desde entonces.

La decisión principal fue dejar Guanajuato. El asunto de madre soltera iba a ser más fácil de manejar en la ciudad de México. Sin embargo, todas sus amigas de la biblioteca le decían que no se fuera. Le hicieron un baby shower antes de salir, nadie jamás la juzgó o cambió su actitud hacia ella.
Antes de mudarse de regreso a la ciudad de México, fue de visita para comunicarle a sus padres la noticia, quienes la tomaron como buenos padres setenteros: la corrieron de la casa... en donde estaba de visita, ni siquiera vivía ahí. La mandaron sola de regreso a la estación de autobuses, ni siquiera dejaron que uno de sus hermanos la llevara. Meses más tarde se arrepentirían y la llamarían a su casa para pedirle disculpas y pedirle que se quedara con ellos en México.

Yolanda se regresa a México, se instala con sus padres, paga ella sola el parto en un hospital particular. Esta reinita nace el 16 de diciembre de 1975 a las 14:20 (después de más de 40 horas de labor de parto, no sé como no me rompieron el hocico cuando salí). Poco tiempo después renta un departamento amplio en Álamos donde se instala con su hermano Francisco (una de las figuras principales de mi infancia). Emilio fue a visitarme cuando estaba todavía con mis abuelos (no pudo entrar), y después ya que mi mamá vivía por su lado. El 19 de febrero me van a registrar, con su nombre, y durante un tiempo me estuvo yendo a ver. Me llevaba regalos y cosas así (un dinosaurio de peluche que sobrevive en algunas de las fotos, el bambineto, cosas así). Siempre le ofrece ayuda económica a mi madre, y mi madre jamás aceptó. Ella sola se iba a echar el palomazo.

En febrero, Yolanda entra a trabajar a la biblioteca de la UAM (eso quiere decir que este año cumple 30 años trabajando ahí). Y en la biblioteca conoce a Valentín. Aquí fue donde Yolanda cometió un verdadero error: decidió que yo necesitaba un padre. Cómo decidió exactamente que Valentín sería ese padre, no lo sé. Creo que Valentín insistió mucho en que se casaran, y Yolanda finalmente accedió. Un par de meses después Valentín decidió que yo tenía que tener su apellido a fuerzas (machín de pueblo, a fin de cuentas) y el 20 de octubre me volvieron a registrar, esta vez con mi nombre actual. Y así me quedé. Esto quiere decir que yo podría tramitar mi primer acta de nacimiento y cambiarme el nombre... cosa que haré si en algún momento decido dedicarme a una vida criminal.

Lo demás es historia. En febrero del 78 nació Bere, quien sí fue planeada, y quien ahora resulta ser mi media-hermana. Y el no muy afortunado matrimonio de Valentín y Yolanda colapsó en verano del 85, época en la que mi madre decidió informarme de mi origen para lo que contactó a Emilio por primera vez desde su matrimonio. Yo lo conocí cuando tenía 9 años y medio. A mi hermana y a mi nos cayó muy bien, contaba historias emocionantes de cuando había ido a la India (y el que fuera arqueólogo iba bien con mi naciente amor por Indiana Jones (go figure). Pero no me dijeron nada. A él le pareció que no era el momento, cosa que no le agradó demasiado a mi madre. Sin embargo tenía razón, no creo que lo habría podido procesar en aquella época. Después de un par de visitas, ya nunca lo volvimos a ver. Me acuerdo que nos caía tan bien que le decíamos a mi mamá que se hiciera su novia, o se casara con él. Par de chamacas impertinentes, me cae.

Pasaron los años, y cuando yo tenía por ahí de 20 la relación con Valentín estaba en un avanzado grado de deterioro, tanto que yo empecé en esa época a bromear con mi madre sobre como Valentín no podía ser mi padre. "Dime que no es él, dime que fue alguien más. Ya no me importa si lo quisiste, dime que fue el lechero, dime que ni te acuerdas quien"... ella siempre me decía "ni modo, Frida, te tienes que resignar a que Valentín es tu padre" Yeah, right!

Pasan más años, me voy a vivir sola, y para cuando cumplí 29 decidí terminar el contacto con Valentín, después de que le hizo una última chingadera a mi (ahora) media hermana (aunque la quiero como si fuera entera). La decisión fue la siguiente: hay actitudes, faltas de respeto, de consideración y de interés que no se las toleraría a nadie, sobre todo a nadie con quien tratara de tener una relación cariñosa y cercana. ¿Por qué, entonces, tendría que tolerárselas a la persona que más respeto, consideración e interés tendría que mostrar hacia mí? No tengo por qué tolerar que alguien me trate de esa forma, y el que sea mi padre no es una circunstancia atenuante. Así que desde que él me llamó para mi cumpleaños 29, no lo volví a llamar... no lo he vuelto a llamar. Durante todo 2005 Valentín tampoco me llamó, lo que me deja claro que tampoco a él le preocupa demasiado, y así está mejor. Me buscó un par de veces para mi cumpleaños pasado, y me negué lo más que pude, hasta que terminé tomándole la llamada por accidente el mero día que cumplía 30 años. Mi tono áspero debe haber dejado claras las cosas porque no me ha vuelto a llamar desde entonces, ni creo que lo haga... (además de que no sé si sepa que ya no trabajo en IBOPE).

Yolanda pasó meses juntando el valor para decirme la verdad sobre mi origen, e incluso segundos antes de decirme (momentos en los que debe haber sentido más adrenalina y tensión que yo antes de saltar del bungee) temía que yo me fuera a enojar con ella. Pasó mucho tiempo temiendo que alguien más me contara, o que tuviera un accidente y muriera sin podérmelo contar ella misma. Era muy importante para ella contármelo ella misma, y lo entiendo. No me habría gustado enterarme por otro lado. Cómo le hicieron para que en 30 años nadie nunca me dijera nada, no lo sé. Lo que sé es que Valentín sí lo llegó a decir por ahí... por lo menos a todas sus mujeres.

El caso es que finalmente el 8 de enero de 2006, después de la comida Yolanda reunió el valor y me contó mi origen. El momento de la historia en que registré lo que me estaban diciendo recuerdo que la interrumpí diciendo "¿No soy hija de Valentín? y cuando asintió la abrace y le dije gracias, lo sabía, siempre lo supe, gracias."

Pero la sorpresa de ese momento no se me ha quitado. La tengo tantito más procesada, pero no demasiado. Me da gusto que la decisión de interrumpir la relación con Valentín ocurrió antes de saber esto, y por supuesto, nada cambia mi opinión de él. Nadie lo engañó, nadie lo embauco, el quiso específicamente la responsabilidad de ser mi padre, y luego lo hizo con las patas. Pero esa es otra historia.

El caso es que tengo otro padre. Y otro nombre. Y dos medios hermanos mayores. Pero la verdad es que no me interesa demasiado. Me da gusto saber que no soy hija de Valentín, y me da particular gusto saber que soy hija de el gran amor de mi madre (quien siguió queriendo a Emilio por 10 años, just like in the movies), pero la parte alterna de mi origen hasta ahorita no me llama tanto la atención. Quizá cuando me acostumbre. Es que es impresionante, durante 30 años consideré que una persona me había engendrado y tómala que no. Mi hermana es mi media hermana... y mi madre es todavía más interesante de lo que ya era hace unos 15 días...

3 Comments:

At 6:59 PM, Blogger Mau said...

whoa!!! stop the press! que historia, y es la de TU VIDA!

q bueno que lo tomaste con templanza, xq muchas personas no lo sabrían haber manejado.

eso de la doble vida (una delictiva) está muy interesante no?

thanx for sharing.

 
At 10:50 PM, Anonymous Anonymous said...

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At 5:01 PM, Anonymous Anonymous said...

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